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30 Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos, sintió envidia de su hermana, y le dijo a Jacob:

―¡Dame un hijo, o me muero!

Jacob se enojó y le respondió:

―¿Acaso soy yo Dios? Él es el que no te ha permitido tener hijos.

Entonces Raquel le dijo:

―Acuéstate con mi sierva Bilhá. Así cuando ella vaya a dar a luz, sus hijos nacerán sobre mis rodillas. De ese modo será como si yo misma los hubiera tenido, y serán mis hijos.

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